
SeAlquila Mercado
“EL ODACREM” (2013). Fotografía.
Proyecto conjunto de dos amantes de la fotografía que crean, sueñan y se expresan a través de ella. Con este proyecto pretendemos definir las diferentes acepciones de la palabra "mercado" a través de la visión personal de las fotógrafas.
El concepto de mercado va más allá de la acepción del diccionario donde se define como: "Operación de compra y venta". En realidad, ésta es la esencia del concepto “mercado”, pero, con estas fotografías, queremos mostrar las connotaciones que se le han ido otorgando a la acción de compra-venta a lo largo de la historia y, sobre todo, en nuestra historia más reciente.
El mercado forma parte de nuestras vidas, de nuestros recuerdos infantiles, de nuestra forma de entender y relacionarnos con el entorno. El mercado ha hecho que surjan nuevas relaciones de explotación y dependencia, nuevos sistemas de control del ciudadano, de engaño a la población, de mercantilización de la vida del ser humano.
Pero, el mercado, no sólo nos ha traído cosas negativas. La desesperada lucha por escapar de sus normas nos ha hecho sentarnos a reflexionar y encontrar nuevas formas de expresión, de consumo, de entender el dinero y nuevas formas de comportamiento en las relaciones de compra-venta.
Iniciativas como los mercados de segunda mano, las tiendas gratis, los mercadillos, el trueque, los mercados ecológicos o los bancos del tiempo, son sólo algunas iniciativas que han nacido como respuesta crítica a un
concepto de mercado que deja en un segundo plano a las personas y sus necesidades, dando primacía a los intereses económicos.
Es durante los años 90, cuando aparecen en nuestras vidas los grandes templos del consumo, lugares que hacen que cambien nuestros hábitos de compra y de ocio, modifican el paisaje de nuestras ciudades, nuestra educación y nuestra visión del mundo; algo que normaliza el concepto “globalización” y pasa a formar parte de nuestro día a día.
Todas nosotras hemos sido testigos de la evolución de un concepto tan sencillo como es “comprar”. Entre el concepto de comprar que tenían nuestros abuelos y el que nosotros tenemos ahora, existe una brecha generacional. Los primeros compraban por necesidad y en cambio en nosotros han sembrado la necesidad de necesitar, lo que ha modificado nuestra forma de ocio, los hogares y la relación con nosotros mismos y el resto de personas.