Paula García Arizcun (Madrid, 1985)
Técnica Superior en Grabado y Técnicas de
Estampación, y diplomada en Diseño Gráfico, ambas titulaciones obtenidas en la
Escuela de Arte nº10 de Madrid.
Su obra ha sido seleccionada y expuesta en
diversos certámenes de grabado como el XXXIX Premio Internacional de Grabado
Carmen Arozena 2011, XVIII Premio Nacional de Grabado 2010, XI Premio de Grabado
José Caballero 2010, XI Premio de Grabado San Lorenzo del Escorial 2010 ó
Certamen de Arte Gráfico para Jóvenes Creadores de la Calcografía Nacional
2009. Obteniendo el Segundo Premio en el X Certamen de Grabado “Día
Internacional de las Mujeres” y una Mención de honor en los Premios Aurelio Blanco
2011, que otorga la Comunidad de Madrid.
En 2012 ha sido becada para participar en una
Residencia de investigación Artística en el Centro Frans Masereel de Bélgica y
con una Estancia en aLfaRa Studio, Salamanca.
Ha participado en exposiciones colectivas
como “X Aniversario”, en la librería Panta Rhei, 2011; “Bajo el influjo de las magdalenas”, Galería Mad is
Mad, 2011; o “Intervenciones España-Ecuador”, que tuvo lugar simultáneamente en
la Escuela de arte nº10 y en la Estampería Quiteña de Ecuador en 2010. Entre sus exposiciones individuales caben
destacar su showroom “I saw Fireworks”, en Brita Prinz Arte, 2012; “Lithomatic”,
en la Galería aLfaRa, 2012, y “Little Boxes”, en el espacio expositivo de la
librería Panta Rhei, 2011.
Su obra se encuentra en las colecciones de
Frans Masereel Centrum, Cabildo Insular de La Palma, Ayuntamiento de Madrid,
The Brooklyn Art Library, Galería de arte aLfaRa Gráfica, Estampería Quiteña de
Ecuador o Fundación Museo de las Artes del Grabado.
SeAlquila Cuerpo
Faraón Sesostris III (2009). Xilografía
Algo tan sencillo como el sexo nos viene clasificando desde hace ya más de lo que podemos recordar. Al igual que Sesostris III distinguió y grabó, grabada sobre madera queda esta historia “casi universal”. La obra hace referencia a un extracto del siguiente texto:
El rey triste
Según contó Heródoto, el faraón Sesostris III dominó toda Europa y toda Asia, distinguió a los pueblos valientes dándoles un pene por emblema y humilló a los pueblos cobardes grabando una vulva en sus estelas. Y por si todo eso fuera poco, caminó sobre los cuerpos de sus propios hijos para salvarse del fuego encendido por su hermano, que amablemente quiso asarlo vivo.
Todo eso parece increíble, y es. Pero en cambio está confirmado que este faraón multiplicó los canales de riego, convirtiendo desiertos en jardines, y cuando conquistó Nubia extendió el imperio más allá de la segunda catarata del Nilo. Y se sabe que
nunca el reino de Egipto había sido tan pujante y envidiado.
Sin embargo, las estatuas de Sesostris III son las únicas que nos ofrecen un rostro sombrío, ojos de angustia, labios de amargura. Los demás faraones, perpetuados por los escultores imperiales, nos miran, serenos, desde su paz celestial.
La vida eterna era un privilegio de los faraones. Quizá, quién sabe, para Sesostris ese privilegio era una maldición.
Eduardo Galeano
Espejos. Una historia casi universal