María Díaz Montero (Madrid, 1982) es una polifacética creadora con una obra plástica interdisciplinar, pintura, escultura, fotografía, instalación y videoarte. Su formación es heterogénea: licenciada en Bellas Artes y en Escenografía, Técnica de Vestuario, y Máster en Industrias Culturales. Posee amplia experiencia en el ámbito de la producción, tanto de exposiciones (coordinación y montaje), como de artes escénicas (técnica y diseñadora de escenografías) y cinematográficas (directora de arte y vestuario). En la actualidad colabora con la asociación Madrid Abierto.
SeAlquila Mercado
SeAlquila Cuerpo
El estrecho
espacio que nos separa (2006).
La obra, está realizada con plástico de
colchonetas cosido con hilo de oro. Es la cartografía simbólica del estrecho de
Gibraltar.
La luz que
une estas tierras hermanas, que en los días claros pueden verse, casi tocarse,
son los mismos hilos de oro, tan finos y distinguidos, que señalan la
separación de hecho entre ellas, fruto de cuestiones que trascienden la mera
convivencia. La economía, el mercado, las posiciones sociales: prejuicios que
conducen a unos a cerrar sus puertas y a otros a intentar abrirlas para entrar
en el reino del ¿bienestar?… pero de los que ninguna de las partes parece haber
sido capaz de escapar.
Tan cerca
que casi pueden tocarse. Tan cerca que casi puede olerse la brisa mediterránea,
que es exactamente la misma, en ambas orillas a ambos lados de un Estrecho que
deja de serlo para convertirse en distancia insalvable.
Es el extracto de una instalación que interpreta un laboratorio científico: en ella una serie de vitrinas contienen semillas que han germinado y que se guardan en botes de cristal como si estuviesen en formol. Una mesa de laboratorio con sus instrumentos, un perchero con la bata del medico, unos biombos donde se proyecta un vídeo-arte y unos cerramientos de lamas de pvc completan el conjunto-espacio.
Germinaciones dispuestas en tarros, alineadas, ordenadas, con un número de serie asignado, formando una retícula, dentro de la estantería de cristal, nos hablan de la vida encapsulada, repetitiva, manipulada. Otros elementos como el color cobran igualmente un valor simbólico: el rojo aparece aquí en el hilo y en los “labios vaginales” que posee cada germinación, y que pone de relieve la relación del nacimiento y la vida con el sexo.
El vídeo magia potagia es la dramatización de una opinión personal sobre el desenlace en las relaciones entre hombre-ciencia-progreso y naturaleza, resolviendo esa tensión en favor de la revolución de los cuerpecitos-germinaciones que, acunados como un bebe por su creador, empiezan a multiplicarse y moverse sobre el cuerpo de la doctora que acaba desapareciendo en un redoble de tambores como en un truco de magia. Engullida por su experimento, sólo quedan de ella los guantes y el vestido en el suelo.
El vestuario de la doctora-creadora, vestido verde y guantes rosas de fregar, desmitifican la figura segura de la ciencia y sirven, expuestos en un maniquí junto a la estantería de las germinaciones, como nexo de unión y testigo documental entre la instalación y el vídeo.
Transmutaciones utiliza múltiples recursos como la repetición y seriación, la limpieza, pulcritud, brillantez, el color como símbolo, el silencio, y la mutación poética unidas a la ironía, el humor, y la belleza para hablar del hombre, su sociedad de masas, la ciencia, el progreso, la libertad, la manipulación de la naturaleza. En definitiva, de LA VIDA AHORA"
SeAlquila Burbuja
Invasión VI (2007-2012). Instalación
La obra usa un lenguaje poético para hacer un estudio y crítica sobre las complejas relaciones entre la naturaleza, el hombre y el progreso científico. Un triángulo de intersecciones, donde cualquier acción tiene una repercusión directa sobre los otros dos actores y en sí mismo. El plástico (icono y paradigma de nuestro progreso), el rojo (el ciclo de la vida), el blanco (la asepsia, la transparencia de la ciencia, lo pulcro, lo puro, irónicamente también el color de la locura) y las lámparas que cuelgan del techo a modo de burbujas (referencia al Siglo de las Luces y la ciencia) son los elementos simbólicos de esta obra que busca generar en el espectador un sospechoso extrañamiento que desemboque en reflexión.
La obra usa un lenguaje poético para hacer un estudio y crítica sobre las complejas relaciones entre la naturaleza, el hombre y el progreso científico. Un triángulo de intersecciones, donde cualquier acción tiene una repercusión directa sobre los otros dos actores y en sí mismo. El plástico (icono y paradigma de nuestro progreso), el rojo (el ciclo de la vida), el blanco (la asepsia, la transparencia de la ciencia, lo pulcro, lo puro, irónicamente también el color de la locura) y las lámparas que cuelgan del techo a modo de burbujas (referencia al Siglo de las Luces y la ciencia) son los elementos simbólicos de esta obra que busca generar en el espectador un sospechoso extrañamiento que desemboque en reflexión.
Naturaleza mutada en plástico, invadida y trasformada por el ser humano, descontextualizada invadiendo nuevos espacios.
“El absurdo es que no parezca un absurdo -dijo sibilinamente Oliveira. El absurdo es que salgas por la mañana a la puerta y encuentres la botella de leche en el umbral y te quedes tan tranquilo porque ayer te pasó lo mismo y mañana te volverá a pasar”. (28) RAYUELA, Julio Cortázar.
“El absurdo es que no parezca un absurdo -dijo sibilinamente Oliveira. El absurdo es que salgas por la mañana a la puerta y encuentres la botella de leche en el umbral y te quedes tan tranquilo porque ayer te pasó lo mismo y mañana te volverá a pasar”. (28) RAYUELA, Julio Cortázar.
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