María Boronat (1985. Licenciada en la Facultad de Bellas Artes de “San Carlos” (Valencia, 2009) donde realizó la especialidad de diseño. Poco antes de finalizar sus estudios universitarios volvió a interesarse por las bases de su formación, el dibujo. En octubre de 2009 viajó a La Habana (Cuba) donde amplió su formación realizando la especialidad de grabado en la Academia de Bellas Artes “San Alejandro”. Colaboró con la “Brigada Martha Machado” en la Ciénaga de Zapata (Matanzas, Cuba), en donde trabajó junto a artistas como Alexis Leyva (Kcho), Ernesto Rancaño y otros. En La Habana residió hasta julio de 2010, cuando concluyó sus estudios de grabado. Actualmente reside en Madrid, donde ha trabajado como asistente del maestro litógrafo Antonio Gayo, con quien colaboró en el curso de litografía que tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes en Julio de 2011. También ha realizado trabajos puntuales como estampador en el taller Benveniste, estampando obras de Rafael Canogar, Curro González y revisiones de Alberto García-Álix.
Exposiciones:
Grabado:
“De buena tinta” (Guadalajara, México 2010)
“Caótica Lésbica” (Volta Café, Madrid 2012)
Fotografía:
“La Habana, una mirada diferente” (taberna Viva Chapata, Madrid 2011)
Collage y dibujo:
“Linda” (Los Placeres de Lola, Madrid 2011)
Premio especial del público 2012 en el I Concurso de libros tuneados de Función Lenguaje. (Madrid)
Actualmente tiene obra expuesta en La Galería del 17 (C/ Ribera de Curtidores, Madrid)
Actualmente tiene obra expuesta en La Galería del 17 (C/ Ribera de Curtidores, Madrid)
El palacio real, tal y como Velázquez lo pinto en "Las meninas" pero el lugar de las meninas, en esta obra, lo ocupa una familia numerosa. Una madre soltera con sus diez hijos.
SeAlquila Cuerpo
Pedazo de carne. Fotografía y dibujo
Podría interpretarse como una aproximación crítica y mordaz a las sociedades donde el consumo manda, y a la belleza física elevada a la categoría de fetiche por la cultura de masas y casi siempre relacionada con el “último grito” de la moda. Un cuerpo femenino estilizado y desnudo, aprisionado por un corsé de costillas de cordero ensangrentadas, no puede resultar jamás trivialmente hermoso, sino grotesco y hasta “gore” y chocante; una provocación a la armonía. No obstante, o quizás por eso, emana de la pieza un sentimiento aviesamente sensual, que no deja de suscitar cierto shock, en un mundo que cada vez más parece conmoverse con menos. La carne, el cuerpo humano, seductor y vital, ha sido apresado por los fragmentos de un animal, que no son más que los residuos que él mismo provocó, dando lugar a una criatura híbrida y repulsiva a los ojos del buen ver occidental. Se origina entonces un interesante juego entre conceptos habitualmente antagónicos, como lo bello y lo feo, lo vivo y lo muerto, lo sensual y lo grotesco. Para lograrlo, María Boronat ha acudido a una combinación de soportes y técnicas que resulta sumamente sugestiva y simbólica: el dibujo, que delinea el contorno femenino y sus sombras, y la fotografía, que encierra el “pedazo de carne”. Valdría acotar aquí que estos “pedazos”, estos fragmentos, estos despojos, han sido símbolos repetitivos en la obra de la artista. Así podemos verlos en muchas de las fotografías que tomara en Cuba o en sus pinturas sobre cristales rotos. La caja de luz, como soporte que aglutina esta representación, podría funcionar al mismo tiempo como una alusión al ilimitado mundo de la publicidad, a la manera de los anuncios o vallas promocionales que inundan el mundo como parte de la iconografía del reino del mercado; o quizás podría interpretarse también, como dijera la autora de esta obra con no poca perspicacia, como un “escaparate de lo grotesco”. Pedazo de carne es, sin duda, un paso firme en la trayectoria de María Boronat hacia ese ineludible re-conocimiento de quiénes somos y de quiénes podemos llegar a ser, en medio de un mundo que hace un gran esfuerzo por mostrársenos armónico, coherente y racional, pero que, en esencia, es un espacio abisal pletórico de “pedazos”, como si se tratara de un espejo roto.